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Un emprendedor, por naturaleza, es alguien que busca oportunidades y en el mundo en el que vivimos hoy, hay cientos de ellas. Tan solo basta con ojear los titulares de las revistas y periódicos donde constantemente se publican datos y cifras alarmantes que anuncian crisis de desigualdad económica o del medio ambiente.
Por ello, Alex Souza, uno de los emprendedores sociales más icónicos de México, brindó una plática sobre la necesidad latente para que los emprendedores cambien el modelo económico tradicional.
Ojo, esto no quiere decir que un negocio no debería generar dinero, más bien se trata de cambiar la forma de obtener utilidades.
Qué debe cambiar en la forma de hacer negocios
En este sentido, no se busca que los negocios dejen de perseguir una ganancia por brindar un producto o un servicio. Lo que debe cambiar es el “cómo” se acumula esa riqueza. Es decir que como empresa, además de generar utilidades, se puede atacar una problemática social.
A esto se le conoce como una empresa social pero para que todo quedara más claro, Alejandro compartió la definición de Ashoka, una organización mundial que promueve este tipo de emprendimiento. Dice así:
“Los emprendedores sociales son personas con soluciones innovadoras a los problemas sociales más urgentes de la sociedad. Son ambiciosos y persistentes [...] y ofrecen nuevas ideas para un cambio a gran escala.”
Este es el caso de Pixza, la empresa que fundó Alejandro, que vende un producto atractivo, mientras que en paralelo intervienen con jóvenes en situación de abandono social. Si deseas conocer mejor este modelo de negocio, te invitamos a leer esta nota.
De todas formas, para que el entendimiento de una empresa social quede mucho más claro, Alex Souza dijo que este tipo de instituciones se encuentran en medio de una empresa tradicional y una organización de la sociedad civil.
- Las empresas tradicionales pueden intentar hacer cambios si se incorporan certificaciones de responsabilidad social.
- Las organizaciones de la sociedad civil nacen para resolver un problema social, pero a diferencia de las empresas sociales este tipo de instituciones no son de lucro, por lo que tiene que buscar donantes para sustentar sus operaciones.
Ten cuidado, las empresas sociales son diferentes a las empresas socialmente responsables. En el segundo caso mencionado, el cambio o impacto social se genera en segundo plano y con recursos adicionales. Las empresas sociales nacen para atacar ese impacto.
¿Por qué los emprendedores y no alguien más?
Probablemente pienses, bueno el mundo siempre ha tenido problemas y hay otras instituciones que están hechas para eso, ¿no? Claro, hay cientos de organizaciones políticas y sociales cuya única misión es resolver una u otra crisis, pero por volumen no son suficientes.
De hecho, por el número que existen de pequeños negocios tienen una mayor probabilidad de generar un cambio. Piénsalo, tan solo en los Censos Económicos del 2019, el INEGI registró más de 6 millones de establecimientos, de los cuales el 94.9% son micro y pequeños negocios.
En el escenario más idealista, si una buena parte de estos negocios atacara un problema social en su comunidad, el bienestar de la sociedad sería mucho mejor al que existe hoy.
El mercado también demanda empresas sociales
Pero bueno, en este aspecto sólo estamos tomando en cuenta que la sociedad gana algo. De tal forma que también vale la pena analizar qué ganan aquellas personas que apuestan por un modelo de negocios con impacto social.
Vamos a retomar un par de cosas. Para empezar, cualquier negocio nace para resolver un problema de un mercado, es decir para crear valor a un grupo de consumidores.
Hoy el 60% de ese mercado son millennials y Gen Z, adicionalmente en un futuro próximo este grupo representará el 75% de la fuerza laboral.
Estos grupos buscan compañías con modelos más sustentables, justos y equitativos. Por lo tanto, las recompensas para los emprendedores sociales pueden generar reconocimiento de marca, lealtad etc.
Un punto más importante es que este (relativamente) nuevo mercado están demandado empresas sociales y si los emprendedores no escuchan puede que estén auto-condenandose.
Otro dato que refleja el gran impacto que las nuevas generaciones han tenido es que el mismo foro económico mundial dice que la creatividad, la gestión de personas, la inteligencia emocional, la orientación al servicio, etc. son las habilidades para el futuro.
Son habilidades que están de cierta forma representadas por la generación z y millennial. Consecuentemente las empresas de todos los tamaños deberán tener todos estos valores en sus productos, así como en su liderazgo.
Como ves, cambiar la forma de hacer negocios es generar un bienestar para todos: los negocios, los empleados, los consumidores y la sociedad. Por ello, como humanidad necesitamos que más emprendedores se unan a este tipo de esfuerzos.