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Si te das un clavado en internet sobre planificación, muchos de ellos, así como libros, revistas de negocio o cualquier artículo especializado, podrás leer que planear te ayudará a lograr los objetivos de tu empresa, esto es un poco obvio, pero también tiene otros beneficios.
Ayuda a bajar el nivel de estrés, mantenerte al tanto del pulso de tu negocio para tomar las mejores decisiones a tiempo y hasta mejorar tu felicidad, pero lo que casi nadie dice, es que esos beneficios solo serán alcanzables si planeas bien o se convertirá en una pesadilla si los objetivos son inalcanzables y poco probables.
No te desanimes, la verdad es que nadie nación con el don de buen planeador, hacerlo mal es natural en el ser humano, tenemos una tendencia al optimismo que nos pone una venda en los ojos ante la planeación y más cuando existen factores que no podemos ver.
Esto provoca que nunca tomemos en cuenta factores tan comunes como el clima, posibles accidentes o incluso manifestaciones y tráfico; por ello, muchas veces nos confiemos y esperemos más de un proyecto de lo que realmente será. Así que para que esto no suceda, o al menos en menos ocasiones, te compartimos estos cinco consejos para planificar mejor tu negocio:
1. Define tu objetivo
Es necesario que veas al futuro y pienses cómo te quieres ver, de una manera clara y objetiva. Suena fácil, pero es quizá lo más complicado porque como dijimos anteriormente, el ser humano es optimista por excelencia y ser objetivo va en contra de nuestra naturaleza.
Revisa que tus objetivos sean alcanzables, medibles y estén claros para todos los que participan en ellos. De no ser así, replantea, cambia y define que puede ser mejor para todos. No olvides que es la meta a la que todos quieren llegar y por lo tanto, todos deben tenerlo muy presente y claro.
2. Pide que alguien más revise tu planificación
A la hora de planear, es natural que no tomes en cuenta muchas cosas que van desde malas prácticas, problemas económicos, factores externos como accidentes o naturales como incendios o inundaciones. Es verdad que nadie piensa en ellos, pero tenerlos en cuenta siempre es de gran ayuda para dar más tiempo, bajar tus objetivos o ser más realista a la hora de fijar tus objetivos.
Un ejemplo muy claro son "los vientos de Santa Ana" un fenómeno natural, cuando sopla un viento extremadamente seco, que provoca incendios y aparecen de manera característica en el sur de California y parte de Baja California durante el otoño y principios de invierno. No significa que pienses en que se va a incendiar tu negocio, sino que estos incendios pueden retrasar tu producción o crear una contingencia.
Así que una vez que tengas tus primeros objetivos, pide a otra persona de confianza que los revise, te cuestione y establezcan algo más apegado a la realidad. Suena duro, porque a nadie le gusta oír que su trabajo está mal hecho, pero es un paso importante para que no te pongas una soga al cuello tú solo.
3. Crea planes cortos
En el punto anterior hablábamos de los percances o accidentes que se pueden cruzar en tu camino, los cuales tienen mayor posibilidad de suceder en un proyecto de largo plazo. Es verdad que no los puedes detener porque no dependen de ti, pero si el proyecto es corto hay menos probabilidades que sucedan y por lo tanto tu planificación será más apegada a la realidad de lo que pensabas.
No es lo mismo establecer un objetivo de lago plazo que uno de corto. Recuerda que este tipo de planes pueden ayudarte a llegar a tu plan de largo plazo. Por ejemplo, si tu objetivo en un año es abrir otra sucursal, deberías establecer una serie de pasos cortos que necesitas para hacerlo, como juntar dinero o comprar ciertos recursos, incluso obtener permisos de la ciudad.
De esta manera, establecer estos planes breves y cumplirlos te ayudará a ver más cercano tu objetivo principal, los cumplirás de manera más sencilla y servirán para trazar el camino correcto hacia tu meta.
4. Sé flexible en tus planes
Existe la oportunidad de que cambies un poco la ruta o el objetivo final porque no siempre saldrá de acuerdo a lo establecido, por ello tu plan inicial no debe estar tan detallado porque te sentirás frustrado cuando no sucedan como creíste.
El entorno es el que le dará forma y así irás estableciendo un proceso más eficiente para el momento que estás viviendo; eso sí, tampoco se trata de improvisar e ir actuando sin dirección. Ten en cuenta que planificar correctamente significa que tus planes se puedan ir adaptando.
Si tu objetivo era obtener un permiso para abrir tu local y no sucedió porque los permisos solo se otorgan en cierta temporada del año, entonces pasa al otro punto, encuentra tu local perfecto o diseña el interior como lo soñaste. Si no puedes cumplir tu primer objetivo, no te detengas y adáptalo a tus necesidades.
5. Aprende de las experiencias
Lo peor que puedes hacer, es planear mal sin tomar en cuenta los datos e información que previamente habías obtenido. Es natural exagerar nuestras posibilidades, sin embargo, si tienes información previa, no la pongas en saco roto y aprovéchala, úsala a tu favor para establecer tiempos más exactos, conocer más las variantes que se te presentan y actuar correctamente ante cualquier circunstancia.
Siempre vas a planear mal, no importa cuantas veces lo hagas y los involucrados en hacerlo, sin embargo, con el paso del tiempo será menos los fallos y te servirá más.
Planificar no es tarea fácil, pero debes hacerla día a día para alcanzar tus objetivos, puedes apoyarte de muchas herramientas a tu alcance que te ayudarán a aprender en el camino y sobre todo, es necesaria para una operación eficiente y que todos los que participen conozcan el rumbo de tu negocio.
Si algo no te sale a la primera, no te frustres. Eso sí, siempre entiende qué es lo que salió mal para corregir y cambiar el rumbo en el momento adecuado. ¡Suerte con tu planificación!